¿A dónde nos deben llevar los principios contables?
Hacemos recuento y reflexión sobre el por qué de los principios contables y de como deben ser inspiración en la contabilidad de nuestro día a día para que a final de año la fotografía de nuestra empresa sea la correcta.
Por Mercedes Espinosa
Hoy quiero hablaros de un tema importante (bueno al menos para mi lo es, será deformación profesional), como son los principios contables. Como se suele decir para comenzar empecemos por el principio. ¿Dónde se recogen estos principios contables? pues se recogen en el Plan General de Contabilidad (aquí). El PGC consta de cinco partes todas ellas obligatorias a excepción de las dos últimas (cuadro de cuentas y definiciones y relaciones contables). En la primera de las partes, Marco Conceptual de la Contabilidad, es dónde se encuadra la relación de principios contables así como otra serie de definiciones claves para entender todo el desarrollo posterior de la norma.
El PGC de 2007 nos trajo una reducción de los principios, pasando de nueve a seis. Se dejaron fuera a los principios de registro, precio de adquisición y correlación de ingresos y gastos. No es que estos no sean importantes, si no que de alguna forma u otra son temas tratados en otras partes del plan. Así pues, tenemos seis principios.
Antes de pasar a enumerarlos es importante conocer por qué son tan importantes. La aplicación de estos (junto con el resto de normas del marco conceptual) nos debe llevar a que las cuentas anuales muestren la imagen fiel del patrimonio, de la situación financiera y de los resultados de la empresa. Al fin y al cabo ese es el objetivo de la contabilidad: hacer una foto lo más clara posible para poder entender como le ha ido de bien o mal a esa empresa. Si estos principios son tenidos en cuenta en nuestro día a día, en cada operación que contabilizamos, el final estaremos un poquito más cerca de obtener esa foto clara que buscamos.
Pasamos pues a ver cuales son esos inspiradores principios:
- Empresa en funcionamiento: se presupone que nuestra empresa va a seguir en funcionamiento en el ejercicio siguiente por lo que hay que valorar las cosas teniendo esto en mente porque si no es así nuestras valoraciones de activo y pasivo serían diferentes. Obviamente si ese es nuestro caso (vamos a liquidar) tendremos que informar en la memoria de todo.
- Devengo: esta es la máxima de que hay que atender a la corriente de ingresos y gastos para reflejarlo en las cuentas anuales que correspondan y no a la de cobros y pagos. Este principio es el origen de la periodificación y la razón de ser de las cuentas 480 (gastos anticipados) y 485 (ingresos anticipados).
- Uniformidad: adoptado un criterio debemos mantenerlo en el tiempo tanto en cuanto no cambien las circunstancias que nos motivaron a su elección. Como siempre cualquier cambio debe ser informado en la memoria incluso indicando su incidencia cuantitativa y cualitativa sobre las cuentas anuales. Este principio es el que nos facilita una de las cualidades adicionales que se nos exigen para la información financiera, la comparabilidad.
- Prudencia: un clásico entre los clásicos. Se deberá ser prudente, se recogerán sólo los beneficios realizados hasta el momento del cierre, mientras que se tendrán en cuenta todos los riesgos. Las amortizaciones y correcciones de valor deben realizarse al margen de que existan o no beneficios. Como novedad señalar que este principio antaño en la cúspide de los principios ha perdido su hegemonía. La hegemonía ahora es de la imagen fiel, de tal modo que «la prudencia no justifica que la valoración de los elementos patrimoniales no responda a la imagen fiel que deben reflejar las cuentas anuales».
- No compensación: ni de activos con pasivos, ni de gastos con ingresos, salvo que se diga expresamente lo contrario. Caso muy normal en el que un cliente es a la vez proveedor: no se pueden compensar saldos, salvo que sean del mismo grupo y estemos realizando una consolidación contable, pero esa es otra historia.
- Importancia relativa: se puede admitir la no aplicación de un principio si con ello no se altera la imagen fiel, ni cuantitativa ni cualitativamente hablando. La importancia relativa está claro que va a depender de nuestra empresa, del volumen de operaciones y de nuestro negocio.
En caso de conflicto entre los principios siempre prevalecerá el conduzca a que se refleje mejor la imagen fiel del patrimonio, de la situación financiera y de los resultados de la empresa. Es muy cansino siempre repetir lo mismo: la imagen fiel, la imagen fiel… pero es que el PGC es muy cansino y esa idea nos debe quedar meridianamente clara.
Os recomiendo una lectura de los principios y en general del todo el plan (otra vez deformación profesional) para profundizar en todo lo que hemos hablado. En post posteriores iremos tratando otros temas del PGC.
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